Menuda invención.
En la actualidad funciona como una herramienta estructural
para dificultar la concreción de demandas a alguna institución. Como alguien
estuvo tan seguro de que funcionaba para solucionar problemas, decidió que
sería obligatorio toparnos contra ella. Si trabajás, suele ser obligatorio
tener obra social. Si manejás, suele ser obligatorio tener seguro. Si sos
ciudadano y querés hacer algún trámite que tenga que ver con el Estado del
Malestar, tenés burocracia en el cuentito, de seguro. Entre estos inventos
macabros, podemos recordar algunas formas de manifestación de la burocracia.
- Obra social: Tenés una depresión que te tira a la cama. No podés vivir. Vas a la obra social, solicitás turno para el psiquiatra. Hay uno disponible dentro de 2 meses. Esto te lleva a pensar: ¿Espero o me corto las venas antes? Pagamos mensualmente por un servicio que se brinda parcialmente. La “cobertura” siempre es un toldo agujereado, que te deja mojarte ante la llovizna más liviana. ¿Tenés una enfermedad terminal? Le deseamos buen viaje. ¿Bancar tu enfermedad cerebral o cardíaca demanda cientos de pesos al mes? Lo siento, no nos resulta pecuniario afiliarte.
- Obra social: Tenés una depresión que te tira a la cama. No podés vivir. Vas a la obra social, solicitás turno para el psiquiatra. Hay uno disponible dentro de 2 meses. Esto te lleva a pensar: ¿Espero o me corto las venas antes? Pagamos mensualmente por un servicio que se brinda parcialmente. La “cobertura” siempre es un toldo agujereado, que te deja mojarte ante la llovizna más liviana. ¿Tenés una enfermedad terminal? Le deseamos buen viaje. ¿Bancar tu enfermedad cerebral o cardíaca demanda cientos de pesos al mes? Lo siento, no nos resulta pecuniario afiliarte.
“Las obras sociales sólo aceptan a gente sana”, como dice
Jigsaw. Si has tenido una operación o sos una persona lánguida, digamos, lo
tenes que poner en el formulario de solicitud a la cobertura. Le tenés que
hacer saber a quienes van a “cubrirte” que les vas a sacar buena parte de la
plata que ellos podrían usar para gastar en otras cosas. Y te aseguro que vas a
quedar al último en la lista de espera. Morite tranquilo.
Es cierto que las obras sociales en general, dan una
verdadera “cobertura de la salud”: La cubren tan bien que te hace casi
imposible acceder a ella. Está acorazada, como un tesoro al cual nunca vas a
poder ver su brillo… A no ser que seas sano, con lo cual no te resultará
necesario “buscar salud” en alguna parte.
- Seguro del automotor: Lo más seguro es que tu
accidente sea una especie de fenómeno exótico que no haya sido contemplado en
lo que los cuervos redactaron para la empresa en cuestión. ¿Se cayó una rama
con un viento zonda, que aplastó tu auto? Ah, no, eso no lo cubrimos. ¿Un
idiota que venía en pedo te chocó? ¡ah! ¿Sabe qué, señor afiliado? Este buen
muchacho no tenía seguro. Y su seguro no le cubre a usted. Es usted el que
paga, pero a quienes cubre es a “terceros”. Es decir, no lo cubre “de terceros”.
Estás a merced de que fulano venga a hacerse un festín con tu vehículo. Pero si
no tiene seguro… Estás frito.
¿Se te quedo el auto con 40°, al rayo del sol en el medio del Encón? ¡Mirá vos!
¿Sabías que la grúa sólo funciona para los que pagan el seguro Premium? Vos
tenés el seguro chanchito. Además, tu auto tiene más de 10 años de viejo. Y por
eso, tenés que pagar por kilómetro. Te remolcamos. Recibimos tu propio auto en
parte de pago.
-Estado: Claro, el primer fenómeno se dentro del
Estado. Según tengo entendido por teoría, hay dos categorías: Los jóvenes, que
tienen ganas de laburar, y los viejos, que no.
¿Diste con un viejo y no sabés adónde exactamente hay que ir para atender tu solicitud? Entonces te informo que no estás parado en el Centro Cívico, sino en el laberinto del minotauro. Felicidades, estas en una aventura épica. Espero que tu historia termine bien y no hayas perdido la mañana ni la cordura en el intento (mejor dicho, “las” mañanas). Y que además, algún día resuelvas tu inconveniente.
¿Diste con un viejo y no sabés adónde exactamente hay que ir para atender tu solicitud? Entonces te informo que no estás parado en el Centro Cívico, sino en el laberinto del minotauro. Felicidades, estas en una aventura épica. Espero que tu historia termine bien y no hayas perdido la mañana ni la cordura en el intento (mejor dicho, “las” mañanas). Y que además, algún día resuelvas tu inconveniente.
La burocracia es parte de la institucionalidad.
La concepción del pensamiento institucional está sustentado
en creencias (Nos hicieron creer que realmente funciona).
Las creencias están sustentadas, casi nunca en pruebas, sino
sobretodo en un pensamiento mágico.
Dejemos de fabular y de creer en este aparato:
¡Nos caguemos en la burocracia!
(O sigamos sobreviviendo a ella, en el caso de que cagarse
en ella no funcione).
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